miércoles, 8 de abril de 2009

19

Pasó aproximadamente un mes. Para mí solo fueron días. ¿Que mierda está pasando aquí?. Mis nervios están en esos días, al igual que yo. Otra vez alterada. La situación acompaña. ¿Donde estuve todo este tiempo?. ¿Y porqué mierda sueño con la vida de alguien?. Necesito ayuda -Claro que sí -señala Takeshi -Creo que necesitas un psiquiatra. De los buenos. -Le agradezco su buena voluntad y le explico, con una gran sonrisa, que debería joderse ya mismo. -No, realmente lo necesitas
-me dice mi asiático amigo -Creo que solo inventas tus recuerdos en base a lo que ves en el momento. Por ejemplo, el guardaespaldas que viste hace un momento. Es todo culpa de tu mente, jugándote una mala pasada.
-Recuerdo a Oscar y me hubiese gustado que sea mi compañero en este momento. El encontraría la manera de solucionar las cosas con algún amigo suyo, de esos que solucionan las cosas ilegalmente. Psiquiatra. Quizás sí necesite uno. Mierda. Mi entrepierna estalla en sangre y no me deja pensar tranquila -Voy al baño -le digo a Takeshi y me dirijo hacia allí con la cabeza en forma de puzzle imposible. No entiendo. Debo poner orden. José me ayudó. Mi doble lo mató. El Shaman me ayudó. Corrió igual suerte. Oscar me ayudó, pero solo lo devolvieron a su país. Bueno, realmente no sufrió como los otros. Claro, mi doble no me creería una amenaza como para matarlo en ese momento. Luego notó que no me iba de aquí y pensó que sería un problema. Por eso mató a José. Y luego al Shaman. Pero… ¿Porqué mató al Shaman? Yo sueño con su vida desde que el Shaman me sirvió ese extraño té… ¿Pero como demonios puede ella saberlo? No hay manera de que lo note. Salvo que estuviese ese día en la carpa del Shaman, o que estuviera vigilándome de cerca. Micrófonos, cámaras, algo así. Sí, eso y que yo haya hablado en sueños. Eso es.
El tipo que me atacó en el aeropuerto… no, no puede tener que ver con ella porque no asesina ni mujeres ni niños… pero quizás por eso contrató a alguien para asesinarme. Pero no. Ella no quiere asesinarme sino lo hubiese hecho en la carpa del Shaman. Eso es. No quiere asesinarme. Pero… ¿Porqué?. No lo sé. Entonces… ¿ella me salvó del tipo del aeropuerto?. No. No es posible. En realidad no lo sé. Entonces sí es posible. No sé porque me ayudaría. Pero es posible. Takeshi no parece estar de su lado, pero no puedo saberlo con seguridad. Llego al baño. Un guardaespaldas está cuidando la puerta. Necesito ir urgente al baño. Lo necesito. Mi entrepierna consigue ponerme de mal humor constantemente y no es la excepción: Me hace notar nuevamente que necesito entrar… ahora. Observo al grandote. No es el que recuerdo, pero es uno de sus compañeros. En eso un turista asiático enojado se pelea con uno de los guardaespaldas. Al parecer hubo algún malentendido o mal trato de su parte. Se acerca un policía. Un carabicía de esos de por aquí. El grandote que cuida la puerta del baño habla por su radio y mira a su compañero haciendo una seña con la mano. No dejo que el tiempo pase y aprovecho a pasar. Me escurro por un ínfimo espacio. Llego al preciado lugar. Si. Lo necesito. Bajo mis pantalones y me deshago de mi pesada e incómoda carga. Creo que no recuerdo cuando fue la última vez que no tuve sangre cayendo desde adentro. Tengo el período y por alguna razón, unos pocos días se transforman en un puto mes y vuelvo a lo mismo. Mierda. Ni siquiera pueden haber desaparecido los días en que no tengo el período. Basta. Debo pensar en la solución, no en la sangre. Pienso en irme de allí. Es la única solución. Al parecer mi gemela no quiere matarme pero sigue asesinando a todo el que me ayuda. Si pudiera irme… tengo un pasaporte y documentos nuevos, podría cambiar de vida y nadie lo notaría. Sí, eso sería lo mejor. Aunque si ella estuvo en la carpa del Shaman es probable que sepa todo lo que estuve haciendo allí. Que sepa incluso mi nuevo nombre. Debería probar. Si me sigue entonces puedo intentar algo más. Me siento en el inodoro pulcro del aeropuerto y tiro todos mis deshechos rojos. Estoy muy alterada y esto no ayuda. Quizás la próxima vez pierda solo esto días y pase lo que para mí sean unos dos o tres meses sin esta maldición. La jodida maldición de ser mujer. De repente escucho ruidos y voces. Me asomo y veo que entran al lugar unos cuantos de esos guardaespaldas de mi sueño. Veo que entra el que reconocí y me oculto. Mierda. Si me vé me reconocerá. ¡Esto es inaudito! ¡Ni siquiera puedo ir al jodido baño tranquila! Escucho lo que dicen. Hablan en castellano. Al parecer están aquí para evitar a la prensa. No debo hacer ningún ruido. No soporto el olor de mi propia sangre pero no puedo presionar el jodido botón. No hasta que se vayan. De pronto noto que algo está por soltarse y caer al agua. Mierda. Mi propio cuerpo me traiciona. Pienso en poner mi mano en medio, pero llego tarde. Solo atrapo la mitad. Mi sangre cae como una bomba. Me delata. Escucho el silencio de los grandulones cerca de mí. Escucharon eso. El silencio se extiende hasta que preguntan quién está ahí -Estuve observando el baño nadie entró, lo juro -dice uno de ellos, el que estaba en la puerta hace unos minutos. No puedo creer mi mala suerte. Y digo -Saldré en unos minutos si no les molesta -Pero parece que eso no los tranquiliza. Comienzan a abrir puerta por puerta. Se acercan. Quedan dos puertas. ¿Que puedo hacer?. Nada. Como siempre estoy jodida. Falta una sola puerta para que lleguen a la mía. Sí. Esta es mi vida… ¿Y qué?.

2 comentarios:

  1. Este quizás sea muy largo... y bué...
    En el próximo habrá más posibilidades de acción y algúna que otra gracia. O eso espero!!!!

    ResponderEliminar
  2. sigo esperando para saber que pasa... pilas che! asi terminamos en unas semanas. !!!!.. yo puse todos los capitulos por horas y mas o menos me voy adelantando para ir cerrando la historia... ahora me esta gustando mucho como lo llevamos... espero que lo concluyamos bien.

    ResponderEliminar