martes, 21 de abril de 2009

23

Destrozo la mitad de su quijada. Del agente de la izquierda. Al regresar mi puño lo hace clavando mi codo en la nariz del que está al otro lado. Su mujer me lo agradecerá, con un poco de ganas del cirujano quedará más agradable de lo que nunca fue. Con mi pierna derecha pateo al acompañante del conductor mientras él sale corriendo del auto asustado. Lo siento, angelito, pero esta no es tu tarde. Lo atrapo y presiono solo lo necesario y lo dejo dormir. No creo que haga daño a nadie. Lo primero que hará al ver lo que queda de sus compañeros es conseguir un trabajo de chofér escolar o algo más sano. Me gusta dejar una buena impresión en la gente, aunque sea de esta manera forzada. Todavía debo organizar mis pensamientos. No tengo todos mis recuerdos en orden. Todavía me pregunto algunas cosas. Si yo soy Mary: ¿Porqué tuve que asesinar a José y el Shaman? ¿Para salvarlos de mis enemigos? Eso no tiene sentido alguno. Estoy en un gran fábrica. No sé que hago aquí del todo, pero recuerdo que es por el pendrive que dejé en manos de Ariana, mi otro yo. Era la oportunidad perfecta para saber adonde ir y de paso recuperar mi otra mitad, pero… ¿a quién demonios buscaba?. Me detengo pensar. Enderezo mi brazo. Lo pongo de nuevo en su lugar. Duele, pero es una dulce melodía, un brindis por estar de regreso, al menos en parte. Recuerdo que mi nombre no es Ariana, aunque tampoco sea Mary. Siempre uso esos nombres en mis misiones como espía. Como todos estamos acostumbrados al jodido Hollywood de ahí vienen esos nombres que recordamos a menudo. De a poco trato de inventarme algunos mejores, pero normalmente tengo nombres del cine negro, no lo puedo evitar. Mi nombre es Johana. Y mi padre no era… no era un campesino, claro que no. Es un jodido magnate millonario, por eso en mi vida como Ariana odiaba a esa gente, por eso sabía las cosas que ocultaban, era casi un reflejo de mi verdadero ser. De mis recuerdos… Mi padre me preparó para ser espía, por conveniencia. Nunca tuve juguetes, solo entrenamiento. Nunca tuve pareja, solo amantes. O podríamos decir que esos fueron mis primeros juguetes… Mi padre me mandó a todas sus misiones y cuando llegamos al fondo de todas sus cuestiones, cuando me enteré de todos los sucios problemas que había causado y era lo suficientemente fuerte trató de sacarme del medio. No pudo matarme, solo me mandó a un lavaje de cerebro. “Solo” eso. No pudo conmigo. Fui más fuerte, capaz y pude pasar hasta el otro lado de mi personalidad. Recuerdo como me costó ser la doble de Ariana. Como me veía siempre cerca al comenzar a salir a la luz dentro de su mente. Siguió a una viejecita pensando que era yo, a un travesti y quién sabe a cuantos más, pensando en que me había visto. Ahora recuerdo porqué lo de José. Ahora recuerdo porqué lo del Shaman. Eran hombres contratados por mi padre. Lo único que querían era que vuelva a mi vida como Ariana, que me canse de todo esto, que abandone mis recuerdos y corazonadas, mis sensaciones. Por eso murieron. Apenas averigüe quienes eran lo hice. Uno a uno. Lo merecían. No así sus familias. Quizás lo mejor hubiese sido asustarlos, pero no disponía de tiempo en ese momento, no había otra manera. Ariana podía volver en cualquier momento. Debo encontrar a mi padre y decirle que estoy de vuelta. Que ya no podrá detenerme. Bueno, al menos tuve unas vacaciones divertidas, ¿no? … Ok, todo fue una mierda. Sigamos adelante entonces. Al dirigirme a la entrada siento balas a mis pies. Son como violines. La extrañaba, hace mucho que no las sentía así, reales. Sonrío de costado. Apenas termine con estos tipos conseguiré un lápiz labial.

Rojo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario